Caballos trajeron los conquistadores para asustar con su portento a nuestros ancestros precolombinos. Caballos de ocho patas, que vuelan o invencibles hay en varias mitologías. Juana de Arco, Simón Bolívar, Don Quijote, Napoleón y el llanero solitario no serían lo que han sido sin su compañero de andanzas. Símbolos de finura y obediencia, pero sobre todo de lealtad, los caballos han sido compañeros del ser humano durante mucho tiempo. Desde el año 3.600 antes de que Cristo naciera los caballos empezaron a ser domesticados en Oriente Medio. Esta obra pretende homenajear, a través de un ejemplar blanco, esa historia magnífica que hay detrás de cada caballo: a lo largo de sus vidas (de entre 25 y 40 años), pero también a lo largo de nuestro largo recorrido por el mundo.