Desde muy niña, Rosa María Jeréz (Ráquira, Boyacá, 1962), jugaba con barro; luego, más grandecita, ayudaba a su madre a amasarlo y a elaborar vasijas, pero esa no era la vida que ella quería, porque veía lo duro que trabajaba su madre y la miseria en la que vivían. Empero, el destino la volvería a involucrar con el barro. Hace más de 35 años que Rosa María volvió a su natal Ráquira -después de una no muy buena experiencia citadina- a casa de su madre, Doña Otilia, a ayudarle nuevamente en su trabajo de artesana de vasijas de barro utilitarias como chorotes, pailas o cazuelas. Sin embargo, la penosa situación que vivían y el bajo precio que pagaban por su trabajo, las obligó a repensar lo que estaban haciendo y comenzaron a hacer morracos como ellas mismas los llamaban: pesebres, imágenes de cristos campesinos -con ruanas-, casitas típicas, iglesias, entre otros, con los cuales empezaron a darse a conocer y a diferenciarse en los mercados de artesanías de Villa de Leiva y Ráquira. Posteriormente, vinieron los San Antonios, que fueron un reto que le propuso alguien y que finalmente, logró construir y fue su caballito de batalla, el que les proporcionó más de una satisfacción, porque comenzaron a multiplicarse los pedidos.
1. Ganadora de mención de honor en el V Salón BAT de Arte Popular.
2. Ha representado el país en varios festivales, entre ellos en el Smithsonian Folklife Festival en el año 2011 en Washington.
3. Medalla a la maestría 2005.